DE COMO LEGALIZAR UN CENTRO DE VUELO Y NO MORIR EN EL INTENTO.

(texto escrito en diciembre de 1996)

Hay que comenzar esta historia relatando cómo surgió la idea de legalizar un campo. Básicamente, entre dos amigos adquirimos un COYOTE II. Yo lo compré con la idea de volar y de disfrutar del noble arte del vuelo.

Durante doce años he sido monitor de WindSurfing en un lago y me puedo enorgullecer de haber enseñado mis conocimientos sobre el tema a más de 1.000 personas. Algunos no han vuelto a navegar en su vida; otros, les gustó tanto, que siguieron aprendiendo y ahora me superan con creces en ese deporte (tampoco es difícil).

En esa dinámica, otra de mis pretensiones era poder fomentar el vuelo en ultraligero en mi provincia. Mi socio y amigo, era un ‘Yupi’ que veía el dinero debajo de las piedras. Su pretensión era dar bautizos del aire, formar una escuela, hacer fotos de urbanizaciones, de todos los pueblos, fumigar, creo que ya tenía apalabrado un DC-10 para hacer un puente aéreo y no sé si tenía contactos para tráfico de drogas con Colombia (con el ULM).

La cuestión es que teníamos un ULM hangarado en otra provincia, así que decidimos montar un Campo de vuelo. A mi que me gusta hacer las cosas bien, ni se me pasó por la cabeza volar como estaban volando otros dos ULM que había en la provincia, es decir, sin matrícula y sin Campo. Pensé que en caso de tener un accidente con responsabilidades a terceros, el seguro y los tribunales se nos iban a echar encima. Luego, el tiempo me dio la razón.

Hubo en la zona, hace mucho años, un aeródromo que en su día estuvo legalizado, pero que por un encontronazo entre los socios y entre estos y el ayuntamiento correspondiente, aplicaron la teoría de “si yo no vuelo, no vuela nadie” y ellos mismos denunciaron el aeródromo frente a Aviación Civil y se cerró. Como tenía conocimiento de este tema, ni me planteé el aprovechar ese terreno. Total, sólo eran 30 Has. de terreno con una pista de 1.200 x 80 mts. y perfectamente llano, a tan sólo 8 Km. de la ciudad.

Buscando terrenos nos crecían los enanos. Donde el Ayuntamiento nos cedía los terrenos, la administración autonómica nos ponía un parque natural, donde nos lo dejaban por un precio ridículo al lado de la zona más turística de la provincia, nos cambian de alcalde y, claro, eso era una cacicada del antiguo alcalde. Por fin, encontramos un terreno al lado de un hotel de carretera con gasolinera y donde se podía conseguir una pista de 800 mts. Solo tenía una pega : en medio de la pista había un depósito de gasoil de 50.000 lts con una valla de dos metros de altura. Se nos prometió que se iba a quitar y nos decidimos a hacer los primeros 180 mts de pista. La descripción de la pista podría ser: “Pista de 180 mts, linda al norte con valla de dos metros, al sur con terraplén de 3 mts., al este con hotel de tres plantas y al oeste con vallado de piedra”.

Comprenderéis que no era el sitio idóneo, pero era el único, así que lo explanamos y el dos de junio de 1994 me traje el avión en vuelo. Me acompañó un amigo, piloto de todo lo pilotable, y me enseñó a viajar. ¡¡ Y sin GPS ni nada !!.

Nada más aterrizar, me dijo: “Aquí os vais a matar”. Lo cierto es que tenía que salir siempre en la misma dirección, hacia el barranco. Cuando tenía viento en cola me parecía que estaba despegando con un F-16 de un portaaviones porque en que se acababa la pista, el avión se desplomaba por el terraplén. Lo peor era aterrizar. Porque tenía que ir más bajo que la pista para en el último momento colgarlo. Si se miraba desde la pista, había un momento que desaparecía. Tampoco pasa nada, salvo porque cruza una carretera nacional y tenía que mirar que no viniera nadie por los lados. Es muy difícil hacer un Stop con un avión en pleno vuelo.

Después de varios sustos y casi besar la valla del depósito varias veces empecé a mosquearme con la pista. Me decidí a abandonarla definitivamente el día que en una aproximación le vi el color de los ojos a un pasajero de un autobús de dos pisos. Después, he ido alguna vez con un Tango a echar gasolina. Es estupendo llegar a la gasolinera con el ULM y ver la cara del gasolinero cuando le dices : -“Lleno, por favor”.

Pues estábamos otra vez sin pista. Como por las características tenía que despegar yo solo y recoger después a mi copiloto en el aeródromo, pensé que era hora de intentarlo con el Ayuntamiento. Total, el no ya lo teníamos.

3 de mayo de 1.995

Solicitamos al Ayuntamiento, a nivel particular, el uso de los terrenos para el despegue y aterrizaje del ULM, sin ningún compromiso de estancia y en total estado de precariedad.

1 de junio de 1.995

Nos notifica el Ayuntamiento que podemos estar hasta que se necesiten los terrenos para otro uso, en cuyo caso debemos abandonarlos inmediatamente.

Le insisto a mi socio en la necesidad de legalizar el Campo y para convencerle, le digo que es la única posibilidad de hacer escuela y montar negocio. Nos (me) pongo en marcha y hablo con Aviación Civil por primera vez. ¡¡ Que experiencia !!, ¡¡ mi primera vez !!. Después de colgar me fumé un cigarrillo reclinado en el sillón.

Me comentan lo que hay que hacer y me mandan la reglamentación que tienen. Les comenté que yo estaba acostumbrado a ver la reglamentación en los Boletines Oficiales y que me dijeran en qué Boletín estaba las normas que definían las dimensiones de la pista y aproximaciones. Me enteré que era un simple escrito que corría por ahí y que alguien había redactado.

Una de las necesidades es la formación de una sociedad o de un club deportivo para poder gestionar el campo. Luego, con el tiempo, me enteré que para montar escuela sí es necesario, pero para legalizar un campo no, lo puede hacer un particular. Lo que pasa es que la legislación no recoge con claridad el tema de campos de particulares, y por lo tanto, para Aviación Civil, lo que no está legislado no existe. Como nuestra pretensión era montar escuela, decidimos hacer un club, que las sociedades de más de un socio no son buenas.

Otra necesidad era la existencia de un ULM con matrícula homologada. Nuestro Coyote era de construcción amateur, por lo que para escuela no nos servía. Tuvimos que comprar un Tanguito, que era lo más barato que encontramos.

3 de agosto de 1.995

Después de redactar un proyecto básico de urbanización de los terrenos para aeródromo, solicitamos al Ayuntamiento permiso para legalizar los terrenos como Centro de Vuelo, con cesión por cinco años y la instalación de infraestructuras básicas.

1 de septiembre de 1.995

Nos notifica el Ayuntamiento que nos ceden los terrenos por un año. Nos ponemos en marcha para montar un hangar. Con la idea que teníamos, lo hacemos de 20 x 11’5 mts. Caven por lo menos 6 ULM. ¡ Nos vamos a forrar con el hangaraje. !, ¡ ya verás que ambientazo va a haber con tanto ULM volando por aquí. !

19 de septiembre de 1.995

Firmamos el acta fundacional del club. Mi seudo socio, su mujer, mi mujer, mi padre y yo.

25 de septiembre de 1.995

Inscribimos el club en la delegación de la Administración autonómica. Ya somos Club formalmente inscrito, con sus estatutos y todo.

27 de septiembre de 1.995

Envío a Aviación Civil el proyecto del Campo en base a la documentación que ellos me habían remitido. Como en un futuro es posible que el Ayuntamiento quiera legalizar un aeródromo, sitúo la pista paralela a la antigua pista del aeródromo. Sólo tiene 525 x 30 mts. Les envío también el acuerdo del Ayuntamiento y las coordenadas del Campo para iniciar formalmente el trámite de legalización. Consideremos esta fecha como inicio de las gestiones en Aviación Civil de la legalización de un Campo de Vuelo situado en un antiguo aeródromo.

5 de octubre de 1.995

Firmamos el acta notarial de fundación del club. Ya somos más club que antes. El número de socios no aumenta.

2 de noviembre de 1.995

Aviación Civil nos había contestado con los documentos que nos faltaban. Les mando el escrito de nombramiento de Jefe de Vuelos (que soy yo), certificación de mis 100 horas, fotocopia del acta de constitución del club, la inscripción en el registro del club, el acta notarial y la relación de aeronaves.

Para esta fecha, mi socio había comprado un Chiquinox a medias con uno de aquí en uno de sus grandes negocios. La “clavada” fue impresionante y total que tenía un golpe y estaba con un lío tremendo de papeles. Una ganga. También se podría escribir otro fascículo de estos con las transferencias del Tango, el Coyote y el Chiquinox.

10 de noviembre de 1.995

Registramos en la Sección de Deportes de la Administración Autonómica el club. Ya somos más club todavía, si cabe. El número de socios no aumenta.

24 de noviembre de 1.995

Me notifica Aviación Civil que (textualmente) la División de Circulación Aérea no pone, desde su punto de vista, inconvenientes a la instalación solicitada. No me di cuenta en ese momento de la trascendencia de la coletilla esa de “desde su punto de vista”, porque hay que ver que, desde el punto de vista del Servicio de Aviación General y Deportiva, los inconvenientes eran mayúsculos.

En el mismo escrito, me comunican que debo remitir el DNI del presidente del club, la documentación de una aeronave a libre disposición del club (supuestamente el Tango) diligenciada al efecto por el Registro de matrícula de aeronaves, que los certificados de horas no estaban en su base de datos y que los planos, además de tener que estar firmados por técnico competente, faltaba el corte transversal y que el hangar interfería en la operatividad.

Me pongo en contacto con el club que me había certificado las horas. Al final lo solucionamos después de desplazarme 600 Km para firmar las hojas de vuelo.

El corte transversal. Empiezo a mosquearme. ¿Qué corte transversal?. ¿De mangas?. En la documentación que me había mandado A.C. no había ningún corte transversal. ¿Qué el hangar interfiere en la operatividad ?. Pero si está a 40 mts. Ir del hangar a la pista no es un paseo, es un viaje.

Hablo con el ingeniero de A.C. y en la conversación telefónica me comenta que los planitos que me habían mandado eran los antiguos, que había unos nuevos con distintas medidas que había hecho él en los que aparecía una sección transversal. Me los iba a mandar por fax. “Lo que pasa es que ….” y no se que rollos me empezó a contar de que si estoy solo, que no pertenezco a esa sección y que en la otra sección no sé que. Mis experiencias con A.C. empezaban a ser confidencias, lo cual siempre es de mosquear.

En cuanto al hangar, llegamos a la conclusión de que lo que para mi eran 40 mts. Para él eran 4 mts. Le expliqué que en la carátula había una casilla que decía escala, y que al mirar un plano, lo primero que había que mirar era la escala para hacerse una idea del tamaño de las cosas, pero que qué le iba a explicar a un ingeniero sobre planos. “¡¡ coño !!” – me respondió – “ entonces esto es grandísimo”. Sin comentarios. Le explique que era un antiguo aeródromo de 1200 mts. de pista. – “Sin problemas” – me dijo. !! Ja ¡¡.

15 de Marzo de 1.996

Remito a A.C. los mismos certificados de horas que envié en su día, los planos firmados y un anexo a memoria en que le explico lo anterior. He tardado desde la última fecha porque en el entreacto solucioné el tema de los certificados de horas.

25 de abril de 1.996

¡ Ya tengo la documentación del Tango a nombre del club !. Lo compré en julio de 1.995 y por fin está a nombre del club. Otra prueba superada. Es curioso que sea tan arduo el matricular y homologar un avión matriculado y homologado.

Envío la documentación del aparato y la fotocopia del DNI del presidente.

26 de abril de 1.995

El día anterior, al mandar la documentación, llamé a A.C. para comunicárselo y para ver qué tal iba el expediente. Me pasan con el ingeniero y hablo otra vez con él. No entiende las sendas de planeo. El campo no cabe. Le envió un fax con un dibujo infantil y toda serie de aclaraciones y explicaciones escritas, haciéndole notar que la pretensión es volar legales y que sería más fácil legalizar la pista del aeródromo, pero que ojalá se legalice como tal, así que es mejor no tocarla.

12 de junio de 1.996

Me comunica A.C. que la pista es corta y que las aproximaciones son malas. Hay obstáculos. Es curioso que aún ahora hay pilotos que cuando llegan volando por primera vez, aterrizan en la pista que yo quería legalizar y que ahora hace las funciones de rodadura, porque como ellos dicen, es tan grande que no sabes donde aterrizar. La pista grande, al ser de hierba, desde el aire no se aprecia bien. Algunos, incluso se han pasado del campo porque aunque el GPS les decía que estaban en la vertical, “esa explanada tan grande no puede ser un campo”.

En este comunicado me dicen que el proyecto y las instalaciones deberán ajustarse a la normativa de instalación. Y repito. La normativa de instalación no es tal, puesto que no está aprobada por los trámites normales legislativos. Es un escrito, que no norma ni circular ni nada, que un señor ha redactado sacándoselo de debajo de la manga. Yo no discuto que sea buena ni mala, si no que si somos legales nosotros, ¿porqué no han de serlo ellos?.

Resumiendo que el campo no cabe.

8 de julio de 1.996

Me pongo en contacto con el ingeniero y le solicito una inspección de los terrenos. No puede venir, así que de mala leche decido cambiar la situación de la pista y colocarla encima de la pista de 1200 x 100 mts. , con la picardía de marcar sólo 200 mts. de pista, es decir, 200 mts. de contacto y 500 mts. de seguridad por cada cabecera. ¡ a ver si ahora no cabe !. Se puede decir que es el campo más seguro de toda España y creo que del mundo ‘mundial’.

Le notifico al Ayuntamiento la modificación del tema. Hay que ser previsor, no sea que …

1 de septiembre de 1.996

Llamo a A.C. ¿qué pasa con el campo ?. Acabamos de pasar agosto. Vacaciones. Tiempo muerto. Un respiro y a continuar con el duro trabajo diario. No había caído.

Hablo con el Jefe de Servicio en funciones. El otro estaba de baja. Todos los papeles están en A.C. sólo falta una inspección y va a venir el Jefe de Servicio en funciones que por casualidad era el ingeniero que llevaba el trámite del proyecto.

7 de septiembre de 1996

Viene el ingeniero-inspector-Jefe de Servicio a ver el campo. Comemos antes. Y bebemos. Algunos más que otros. Después de los postres nos vamos a ver el campo. Al saltar el vallado, traspiés y tortazo del inspector con los morros a la entrada del campo. ¿Será así como aterrizan los de A.C.?. ¿Esta es la inspección ocular que iba a hacer o es una primera toma de contacto?. Lo llevamos al centro de la pista. Mira para un lado, mira para el otro y pregunta : (cito textualmente) -“¿Quién es el jilipollas que dice que aquí no cabe el campo?”. Gracias que mi seudo socio me cogió, porque si no, no legalizamos el campo nunca. Me aparté y dejé que él siguiera lamiendo ; yo ya no tenía más saliva, salvo para escupir.

14 de septiembre de 1.996

Mi socio se pega un golpe con el Coyote. Casi se mata. Cayó en picado por esas cosillas sin importancia que nunca debemos hacer. No quiero remitirme más al tema. La cuestión es que, desde entonces, se acabó la afición. Adiós escuela, adiós posibles compañeros de vuelo, adiós seis aviones en el hangar, adiós al ambientazo y adiós al Coyote que fue siniestro total. Si difícil es matricular un avión, más difícil es darlo de baja. No lo he conseguido.

18 de septiembre de 1.996.

Necesito la renovación del permiso del uso de los terrenos. Claro, había pasado un año menos una semana desde que comencé. Me la conceden el ocho de octubre y la remito inmediatamente a A.C.

21 de noviembre de 1.996

Recibo la notificación de Legalización del Campo de ULM sin escuela.

Como toda historia ( y sobretodo las teleseries americanas), esta también tiene sus conclusiones, pero no voy a ser yo el que las diga porque todos las tenemos en mente. Y esto al fin y al cabo es público y pueden estar leyéndolo niños.