Siempre es grato acudir a la invitación de nuestros amigos de Torremocha para participar en algún evento. Siempre que podemos, acudimos a «La Polar», que es fráncamente divertido.
Elisa y Arturo suelen estar en Alaska los veranos y en invierno se vienen para Torremocha. Es en ese bypass invernal cuando se dedican a organizar estos eventos que tratan de promocionar la camaradería entre los pilotos, el divertimento y, como es lógico, el tipo de pilotaje que ellos hacen allí y las características de las aeronaves que ellos representan aquí.
Aunque estaba previsto hacer el evento antes del verano, las malas condiciones climatológicas obligaron a posponerlo hasta su vuelta. Así, el pasado 3 de noviembre de 2018 se celebró el
1er OPEN STOL TORREMOCHA DE JILOCA
No se trata aquí de hacer una crónica sobre el evento. Hay suficientes lugares en la web y las redes que darán una visión oficial del evento. Al tratarse de mi blog personal, trato de dar mi visión del evento.
Si que quiero resaltar el enorme trabajo que lleva organizar un evento de este tipo. Preparar las pistas, buscar los medios y lo apoyos necesarios, organizar a los jueces y voluntarios, reuniones previas, etc. El participante simplemente llega allí, participa (o no), gana (o no), se lleva un jamón (o no), y acapara toda la atención y el mérito de la prueba (o no).
Pero el mérito de que todo ello haya sido posible es del Club Montes Universales de Torremocha de Jiloca, y sus amigos colaboradores, que son muchos.
Así que tenía ganas de ir y de ver a mis amigos de Torremocha, aunque solo fuera por compensar tanto trabajo, pero la condición era no ir solo. Pregunté a los compañeros habituales de vuelos y al final solo se apuntó Rafa. Así que nos fuimos para allí a pasar el día.
Salimos un poco tarde porque alguno, que no era yo, se había dormido, cosa rara en él, así que le dimos un poco de caña. A 90/95 millas, nos plantamos en Torremocha en una hora y cuarto.
Llegamos justo para el breafing. Explicaciones de cómo estaba organizado, las reglás mínimas,..
Yo no pensaba competir porque, como sabéis, me lo prohibe mi religión, pero todo el mundo empezó a decirme que por qué no competía. Cuando me enteré que el jamón se rifaba entre los participantes, me lo planteé de otra forma. Además, no es una competición federada, que es en lo que yo no vuelvo a participar, Sobretodo, las posibilidades de llevarme el jamón eran las mismas para todos, ya que con el autogiro estaba seguro que iba a ganar, aunque yo creo que Arturo no lo tenía tan claro.
Por otra parte pensé en participar solo como demostración, ya que las diferencias con el resto iban a ser considerables. Pero si dices «yo hago una demostración» parece que pecas de engreido, así que no me atreví a decir nada.
¿Cómo va la cosa?. Se hacen dos intentos por aeronave, de forma que se suma el despegue y el aterrizaje de cada tanda. La puntuación de cada piloto es la menor de las dos tandas, Y gana el piloto que menos puntos tenga.
Se hicieron las tandas y el resultado fue el esperado. El despegue más corto fue Arturo con 42,1 m. El aterrizaje más corto fue el de Javier Pastor con 47,1 m. O al menos eso es lo que salió publicado en la página oficial y en la prensa, que no lo correcto. El aterrizaje más corto fué el del autogiro con 18,7 m.
Este fue el resultado que ha resumido José Antonio Berrón en su canal de Youtube:
Mi sorpresa vino a la hora de organizar el podium porque se otorgaron tres categorías: ala fija, pendular y autogiro. No me pareció acertado pero es lo que decidieron. El trofeo OPEN STOL es para el avión más Stol. Y el avión más Stol es el autogiro. Pero al dividir por categorías, se convierte en un campeonato de pilotos ya que las aeronaves son similares en cada categoría.
Yo hice con mucho el vuelo más Stol, Yo no, el autogiro. Yo incluso podría haberme esforzado más y el autogiro haber estado mucho más preparado (llevaba mucha gasolina y el prelanzador no estaba ajustado para competición). Yo no merezco esa posición, pero el autogiro si,
Tenía tan clara la diferencia que, pensando que me sacarían como primer clasificado, tenía pensado renunciar al podium en favor del tercero porque, compitiendo con el autogiro, no tenía la minima posibilidad de no ser el primero.
Además, en la rifa ya me había tocado el jamón, que es a lo que realmente iba yo (jejejeje).
Pero al dividir en categorías, me quedé descolocado. Compitiendo contra las alas fijas, no tenía ningún mérito, pero por categorías, desde luego que sí, porque … era el único.
Bueno, tanto si renunciaba como si no lo hacía, se me iba a maletender. Ellos organizaron así y no dije nada. No me parece justo que no aparezca el autogiro como la aeronave que hizo el aterrizaje más corto, pero todo lo que hagan mis amigos me parece estupendo.
Ese criterio ya se siguió en el trofeo Bielsa Lacorte en el que participé. Era tanto el miedo al autogiro y al en aquel momento campeón del mundo, que prefieren ponerte aparte y solo, regalándote el podium. A mi así no me gusta competir. Y desde luego, no volverá a ocurrir.
Así que con la placa de primer autogiro y el jamón, este último bien merecido y agardecido, nos volvimos Rafa y yo para Soria.
Al poco tiempo de despegar ya me comenta que el voltímetro le marca solo 11 Voltios. Vamos tirando con altura por si las moscas y ahorrando electricidad.
– No te preocupes, yo estoy a tu lado – le decía para tranquilizarle.
¿Qué podía yo hacer salvo intentar tranquilizarle?. Pero demostró su aplomo, experiencia y buen pilotaje porque cerca ya de Soria, se le fué toda la potencia eléctrica del cuadro. Así que, con buena cabeza, decide aterrizar en una carretera comarcal. ¡Y ese fue el aterrizaje más Stol de todos, porque hay que ver lo que se afina cuando se aterriza de emergéncia!!.
Paré yo tambien en la carretera y al final decidimos no arriesgar ni lo más mínimo. Despegué yo solo para Garray, guardé mi autogiro y fui a bscar a Rafa con el remolque. Me estaba esperando en el frontón del pueblo. ¡Que viva el autogiro, su seguridad y su capacidad de circular por sitios estrechos!
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